Este mural tiene una historia que contar, una historia que puede cambiar, crecer, en función de quién la cuente.
Esta puede ser una de ellas:
Había una vez un puerco espín que habita en el bosque, un bosque de pinos, le encanta vivir rodeado de árboles y animales, se sentía feliz, pleno, como buen roedor que era, le encantaba su vida nocturna, salir en búsqueda de alimento pero una noche de luna llena…
Un cuento para que funcione tiene que tener conflicto, si, pero lo bueno de los cuentos que el conflicto, el lío, el barullo, al final se resuelve, puede ser una final abierto, cerrado, feliz o no, en función de su narrador o narradora.
Como veis, los trabajos artísticos continúan, Esther, Marcin y Serena, siguen pintando, retocando, perfilando.
Esther está dando vida a los pájaros, Serena retocando al Zorro, al Puerco Espín, Marcin perfilando los árboles y la vegetación de este mural viviente.
Los colaboradores del proyecto están preparando los talleres infantiles, perfilando los listados de participantes.
Las piñas que fin tendrán; los pájaros, ¿que sorpresas tendrán?, y nuestro alumnado, ¿dónde pintará?
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